Savia de abedul blanco: delicias del árbol
Parece que la savia de abedul se ha convertido en el hit del momento. Como vivo en el campo y hay varios árboles detrás de mi casa, decidí probar este producto relativamente desconocido.
El abedul es un árbol que crece bastante en la provincia de Québec, Canadá. Hay diferentes variedades y su corteza se parece a láminas de papel. Se acostumbra abrirle huecos de la misma forma que se hace con el arce («érable» en francés) para beber su savia. Así que abrí un hueco (con la ayuda de papá, claro) y esperé que fluyera.
Trucos para principiantes
Dado que hay una cierta cantidad de azúcar en la savia, es importante refrigerarla durante la cosecha. De lo contrario, podría fermentar con el calor (no olvides tu tobo durante una semana plis). Normalmente, el arce es muuuuucho más popular que el abedul y, por lo mismo, yo nunca había probado la savia de abedul. En mi casa, siempre nos habíamos concentrado en los arces nada más.
Para aquellos que no están muy familiarizados con el proceso de entallado artesanal, generalmente se realiza a principios de marzo. Dicen que la temporada de abedules comienza un poco más tarde que la de los arces, pero no podría corroborar esta información con mi modesta producción. El proceso consiste en hacer un agujero en el árbol sano con un taladro a la altura del pecho. El orificio debe ser lo suficientemente grande para que quepa el pitillo («chalumeau» en francés) golpeándolo con un martillo. Luego se cuelga el tobo, la tapa para proteger la savia en caso de lluvia o invasiones de bichos y verificamos todos los días si ha goteado. Si este es el caso, se filtra y se refrigera. Ten en cuenta que el abedul debe tener un diámetro de al menos 20 cm (circunferencia de unos 63 cm) para poder abrirle hueco. Dicho esto, no soy una pro del entallado, así que puedes leer otros blogs especializados en el tema para obtener más información (como este, pero está en francés).
Para terminar, ¡no te confundas con tu especie de abedul! ¡Asegúrate de escoger un abedul blanco! Dicen que son más productivos.
¿Cómo preparar tu savia?
La primera vez que goteó mi abedul, estaba toda emocionada. Corrí a buscar un vaso, lo sumergí en el tobo, tomé un gran sorbo y… nada. No sabe nada. Absolutamente nada.
¡Qué decepción! Como había llovido el día anterior, pensé que el agua de lluvia se había infiltrado en mi tobo. Así que lo tomé y lo boté sobre las plantas. Pero al día siguiente, mi tobo estaba lleno nuevamente. “¡Este es el bueno!”, pensé. Tomé un sorbo y… ¡nada! ¡Conchale! Ahí fue cuando me di cuenta de que la savia de abedul sabe a agua normal. Y que mi tobo del día anterior era en realidad buena savia que le había devuelto a la madre naturaleza. Ay, ay, ay…
Debo admitir que pensé «¿Por qué la gente se molesta en recolectar savia de abedul? El arce es mil veces mejor».
Busqué en mis libros e Internet para comprender la fascinación creciente por este árbol, porque, sinceramente, no la entendía. Ok, ok, sé que la savia esté llena de minerales saludables, pero … ¡la del arce también! ¡Y su sabor natural es mucho mejor! ¿A menos que se trate de los niveles de azúcar más bajos del abedul para quienes no les gusta el dulce? De todos modos, tenía que buscar formas de consumir mi savia, porque estaba goteando y no tenía dónde refrigerarla.
Aquí están mis cinco soluciones para integrar la savia de abedul en tu dieta.
- Llena tu botella de agua con savia. Porque si vas a beber un vaso de agua normal, pues cámbialo por un vaso de savia natural para tener más minerales.
- Inclúyela en tus jugos. Si elaboras jugo de frutas a partir de concentrado, reemplaza el agua normal que le agregarías por agua de abedul.
- Usa la savia en la cocina. Un poco como el punto anterior. Solo ten en cuanta que, con la cocción y las altas temperaturas, los oligoelementos (que incluyen minerales) tienden a degradarse y ya no son tan nutritivos. Por lo tanto, es mejor utilizar la savia cuando hay poca o ninguna cocción.
- ¡Prepara un jarabe de abedul! Más información a continuación, porque tienes que ser tenaz para hacerlo.
- ¡Saborea una «tire» de abedul! La «tire» es la palabra francesa que se refiere al jarabe hervido aún más que toma una consistencia de caramelo.
Acerca del jarabe de abedul
Con respecto al jarabe, había escuchado que la proporción de jarabe-savia era de alrededor de 1: 140 para el abedul. Para que te hagas una idea, la del arce es de 1:40. No es rentable hacer jarabe de abedul. Es más largo y consume más energía. A pesar de esto, debo confesar que el sabor es muy interesante.
En mi caso, herví una olla llena de 20 litros de savia durante 3h30 a fuego alto. Me dio… ¡1/2 taza de jarabe! ¡Uf! Tiene mucho sentido con la proporción 1: 140. Al principio parece que no pasa nada y luego, hacia el final, el color se vuelve ligeramente marrón hasta formar el jarabe. Para saber si está listo, hunde una cuchara en tu mezcla y observa las gotas de líquido. Si se juntan en vez de caer, está listo. Los últimos 15 minutos son bastante críticos. Vigila de cerca tu olla para que no se queme.
Para hacer la «tire» de abedul, solo necesitas hervir el jarabe por un tiempo más. Cuando la textura esté pegajosa, está lista. Curiosamente, parece que el abedul no se torna en azúcar. Cometí el error de revolver mi tire de más y después de varios días todavía no se había cristalizado. ¡Yujuuu (el arce se super mega cristaliza)! Además de comerte la tire de abedul a cucharadas, también puedes preparar una deliciosa crema pastelera que inventé (es perfecta para preparar profiteroles de abedul).
Cuando llegó el momento de probarlo, me sorprendí mucho. El jarabe de abedul no tiene el característico sabor a arce. Más bien me recordó a caramelo casero con un toque suave de amargura. Es sutil en las papilas y, con todo el trabajo que implica, se saborea con calma.
¿Vale la pena todo este trabajo?
Ocuparse de un abedul es diferente. En cuanto al jarabe, nos permite descubrir un nuevo sabor. Al natural, la savia se puede utilizar como agua normal. ¡Es chévere experimentarlo! Los indígenas acostumbraban tomarla en primavera, no es por nada.
Después de mi mini experimento, mi conclusión es que el abedul no es realmente rentable desde el punto de vista comercial. Pero para pasar un buen rato en casa y probar algo nuevo, ¡vale la pena! Con su aporte mineral, se enriquece el cuerpo y se entra en contacto con la naturaleza. ¡Pura ventaja!
Si tienes algún consejo u otras formas de consumir savia de abedul, ¡escríbeme en los comentarios! Con mis ocho frascos congelados, tendré más por un ratito más, jaja.
¡Feliz primavera!