De paseo en Hidalgo

De paseo en Hidalgo

Para mi, el estado de Hidalgo es un secreto bien guardado de México. En el extranjero, no conocemos nada de este pedacito del país, ¡pero cómo vale la pena darse una vuelta!

Básicamente empezaré por decir que Hidalgo es el paraíso de la barbacoa, mi comida favorita. Puedes leer el post completo que escribí acerca del tema porque no me cansaré de decirlo nunca: la barbacoa es una verdadera delicia.

Pero bueno, si no te gusta la carne, ¡igual existen mil razones más para escaparte ahí un rato!


¿Cómo llegar?


Fuimos un fin de semana de octubre. El estado de Hidalgo está bastante cerca de la Ciudad de México (CDMX), a unos 90km al noreste de la capital. Pero cómo el tráfico de los viernes en la CDMX es terrible (pero terrible), decidimos mejor irnos el sábado temprano…

Te recomiendo viajar en carro, la verdad. Es más seguro y muchos de los lugares turísticos son bastante remotos. De todos modos, no sabría decirte bien cómo ir en transporte público (aunque me imagino que si se puede). En nuestro caso, decidimos ir a las Grutas de Tolantongo, a Actopan y a los Prismas Basálticos. Para darte una idea de las distancias, llegar de la CDMX hasta las Grutas son unas cuatro horas manejando.

Entonces así fue cómo Arón (mi pareja), Jessica (mi amiga) y yo arrancamos para nuestro mini roadtrip.

Paisajes de Hidalgo


Grutas y pozas en medio de las montañas


De camino a las Grutas de Tolantongo, nos paramos a desayunar barbacoa (recuerda que es una comida que se come temprano!). La barbacoa se refiere a un método de cocción tradicional de la carne (generalmente de borrego) que se hace bajo tierra y se envuelve en pencas de maguey toda la noche. Nosotros siempre nos paramos en los puestos de la carretera donde hay mucha gente. Son la mejor opción.

La ruta hacia allá es bien bonita, con muchas montañas. Algo peligrosa a veces, pero menos mal manejaba Arón! Las Grutas son… grutas, pues. ¡Ojo! Si tienes vertigo, te recomiendo no manejar porque la bajada para llegar al sitio es muuuuuy empinada. La entrada cuesta 150 pesos (10 CAD$) por persona más el estacionamiento. ¡Hay una cueva para explorar, pozas de agua para bañarse y un río azul clarito para refrescarse! ¡Es genial! Si tienes los pies sensibles, quizás sea buena idea traerte zapatos de agua porque el suelo es de rocas. Si no trajiste comida, allá venden en el restaurant.

Primero fuimos en las cuevas. Nos metimos y el agua es super caliente porque viene de abajo. Estábamos relajándonos en las grutas cuando, de repente, ¡nos fijamos de que había como un túnel secreto que llevaba a otra gruta! ¡Wow! Nos metimos nadando, porque ahí ya no tocábamos el piso, y estaba super mega oscuro. ¡Algunas personas traían lámparas y nos pudimos fijar de los mini estalactitas que se estaban formando! La corriente es muy fuerte, ¡entonces hay que tener cuidado! Pero me sentí como en una película de James Bond descubriendo grutas secretas, ¡jejeje!

Luego nos salimos de la gruta y nos metimos a otro túnel que había allí. Ese ya no me gusto tanto, porque el agua estaba tan caliente que había mucho vapor y costaba respirar. Lo malo también es que meten a mucha gente a la vez, entonces si llegaría a pasar algo (como un derrumbe), sería el pánico total allá dentro. Algo peligroso a mi parecer. 

Saliendo de las grutas y del túnel, comimos chilaquiles en el restaurant del sitio y luego vimos que habían cómo piscinas naturales de agua formadas por un río. ¡Nos metimos y fue muy agradable! Terminamos de pasar la tarde ahí, ¡bien tranquilos! La verdad no tengo casi fotos de este lugar porque no teníamos cámara acuática.

En la noche, dormimos en una casa que alquilamos en Booking. Nos quedamos hablando un rato con el dueño de la casa, un señor Otomi cuyo idioma materno es el Hñähñu. Nos enseñó un altar que tenía en el jardín con los cuatro elementos y nos explicó que todas las casas de la calle básicamente eran sus familiares, entonces era muy seguro. También nos recomendó ir a La Gloria Tolantango para la próxima, que también son unas pozas de agua hermosas (¡y más baratas!). ¡Así que todo super bien!

Amor, amor…
Bajando estas montañas están las Grutas de Tolantongo


Rica barbacoa en Actopan


El día siguiente, el domingo, nos fuimos de la casa. Lástima, porque realmente era un lugar muy bonito, con su jardín y sus cultivos. Agarramos camino a Actopan, ¡el pueblo de Hidalgo en donde se inventó la barbacoa! Nos fuimos algo tarde, entonces ya eran las doce cuando llegamos. Y como la barbacoa es algo que se come temprano, nos costó mucho conseguir un lugar abierto.

Finalmente nos paramos en «Barbacoa y ximbo Señora Leo» y fue en este lugar que probé el mejor consommé de mi vida! Un consomé es una sopa hecha a base del caldo de la barbacoa. Es como humo en mi boca. Y les cuento que «ximbo» es una palabra otomí que significa «penca de maguey» y que se refiere a una carne similar a la barbacoa. También es muy típica de Actopan.

Este es el lugar dónde nos paramos a comer
Y este fue el mejor consomé de mi vida entera


Los Prismas Basálticos, formaciones geométricas


La barriguita llena de barbacoa, nos fuimos a pasar la tarde en un lugar llamado los Prismas Basálticos. Recuerdo que la entrada del parque valía unos 100 pesos (6 CAD$), ¡pero les diría que sí vale la pena!

Básicamente los Prismas son unas formaciones geométricas volcánicas (también existen en Hawaii, Irlanda e Islandia). Consisten en miles de pilares con bases de cinco, seis o siete caras que se amontonan juntas alrededor de un río. Se puede bajar y mojarse los pies sentados en uno de los pilares. ¡Es super interesante! ¡Y el agua es fría! 

Primero se llega por la parte de arriba de los pilares y se cruza un puente para pasar del otro lado del río. Luego hay la opción de bajar y mojarse un poco bajo las pequeñas cataratas formadas que caen en el río. El recorrido si es bastante largo, entonces diría que nos quedamos unas dos horas en el lugar.

La vista desde arriba!
Y la vista desde abajo!
Se forman arcoíris!
Los Prismas más en detalles, es realmente impresionante


Regreso a la CDMX


Como teníamos ganas de comer alguito, decidimos parar en la ciudad de Pachuca (la capital de Hidalgo) de regreso a casita. Pachuca está a más o menos una hora en carro de los Prismas Basálticos y a unas dos horas de la CDMX.

Una amiga nos recomendó comer pastes, que son como unas empanadas hojaldradas, entonces nos paramos en una cadena llamada «Pastes Tejeda». Si estaban muy sabrosos, ¡mi favorito es el de mole rojo! ¡El mole es una salsa a base de chiles, chocolate, nueces, semillas, jitomates y muchas cosas más! ¡Miam!

Total que 100% les recomiendo escaparse un fin de semana a Hidalgo. Me faltó mucho por conocer, pero lo poco que he visto me dejó encantada.

De estos lugares dónde sólo provoca pararse para una siesta


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